Formación docente en Ecuador

Formación docente, un proceso de desarrollo profesional que está en crisis, atravesando uno de sus peores momentos en los últimos años ante el cierre de la mayor parte de la oferta formativa, dejando al país en una emergencia educativa, efectos a largo plazo que se hacen visibles ante las nuevas realidades educativas o situaciones adversas, cuando observamos la falta de oportunidades para acceder a la educación superior, a la crisis económica y política del país.

Y como no estar ante una situación de riesgo, si las personas que llegan a ser docentes o cualquier otro profesional que se desarrolla dentro del país llega a la vida universitaria con falencias como la compresión lectura, baja capacidad para resolver problemas y pocas habilidades para llevar de la teoría a la práctica todos los conocimientos y destrezas. Desde esta perspectiva, analizar lo que pasa con el estudiante universitario en la carrera docente no es desconocido, se ve limitado y con la responsabilidad de complementar sus falencias, porque la profesión docente es una actividad demandante, de formación continua, porque la educación no es un ente estático, cambia y es inestable, por ello requiere de actores educativos predispuestos al cambio y actualización, pero, ¿cómo se puede lograr eso en una profesión que mayoritariamente no se preocupa del bienestar del profesional?. Fomentar remuneraciones justas y un desarrollo profesional que mejoren la calidad de vida de los docentes no es algo arriesgado para el Estado, seguiremos de la misma manera si percibimos a la educación como una carga, un “derecho” que debe cumplirse porque está en el papel y no por ser una institución social que puede acercarnos a una transformación social positiva.

No podemos avanzar hacia un mismo destino si las instituciones llamadas a la formación de docentes caminan en sentidos diferentes, en donde los docentes que educan a otros docentes juegan un papel fundamental, como todo docente o educador, debe seleccionar los contenidos más relevantes para la formación del profesorado y ante las nuevas realidades educativas, analizar y repensar la educación.

En definitiva, el cierre de las Institutos Superiores Pedagógicos (ISPED), la reducción de la población en formación docente de un 50 % en las Facultades de Filosofía y como alternativas para solucionar este déficit, la creación de la UNAE (Universidad Nacional de Educación) no ha sido una propuesta que satisfaga la demanda anual de profesionales en educación, trayendo consigo una gran problemática, el ingreso de otros profesionales al sector educativo. Recordemos que para ser docente no solo es necesario saber mucho sobre el tema, la docencia involucra una formación integral en el campo de las ciencias educativas, y lastimosamente un médico que da biología o un ingeniero que da matemáticas no comprenden o no están formados en ese sentido, esto a su vez genera un declive en la propuesta formativa e integral de nuestra educación.